La científica guatemalteca Mishel Marie Stephenson Ojea ha volteado la atención internacional hacia Guatemala como un referente en la búsqueda e identificación de personas desaparecidas. Desde sus inicios, Stephenson mostró un profundo interés en la genética, motivada por el potencial de su trabajo científico para contribuir al bienestar humano.
Graduada en 2002 como licenciada en bioquímica y microbiología de la Universidad del Valle de Guatemala, obtuvo su maestría en genética en la Universidad Estatal de Iowa, Estados Unidos, en 2006. Al regresar a Guatemala en 2007, se unió a la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) como analista de ADN, ascendiendo posteriormente a jefa de laboratorio.
En colaboración con colegas, en ese mismo año, Stephenson lideró el proyecto de "Mejoramiento de los procedimientos de identificación genética humana a través de la optimización del método de genotipificación de muestras esqueléticas y el desarrollo de la técnica de ADN mitocondrial", financiado por el Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología a través de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt). Este proyecto permitió agilizar la búsqueda e identificación de personas desaparecidas durante la década de 1980 y principios de 1990 en Guatemala, atrayendo la atención internacional hacia el país.
Stephenson se convirtió en líder técnico de la FAFG, participando en procesos similares en otros países de Centroamérica, Colombia, México, Medio Oriente y África.
En la actualidad, como directora de genética de la FAFG, Mishel Stephenson continúa destacando los avances logrados mediante el método de genotipificación de muestras esqueléticas y el desarrollo de la técnica de ADN mitocondrial desde 2014.
“Para mí es un honor saber que nuestro trabajo trascendió fronteras y hoy seamos convocados para realizar y liderar proyectos de búsqueda a nivel mundial”.
Durante una entrevista a la científica Stephenson nos amplia más sobre el trabajo que realiza actualmente.
¿Cómo nace la creación del método de genotipificación?
Nos vimos con la dificultada de que los restos con los que trabajamos son muy antiguos y expuestos a diversas condiciones ambientales, ya que provienen de los años 80s, lo que provocaba que nuestro trabajo fuera lento. Por lo que en 2014 y ante esta necesidad decidimos trabajar para hacer mejoras permitiéndonos incluir el ADN mitocondrial, el cual vino a acelerar la búsqueda de personas.
¿La implementación de esta metodología cómo benefició el trabajo en la FAFG?
Nos ha permitido definir mejores perfiles genéticos y con más información, lo que nos ha traído grandes beneficios en identificaciones de personas desaparecidas, teniendo una mejora significativa: pasando de un 60 % a un 80 % de resultados positivos.
Utilizamos esta tecnología para identificar también a personas en desastres naturales.
¿Con este método con qué otros países han colaborado?
La colaboración internacional incluye muestras de México, especialmente de personas desaparecidas entre 2000 y 2018, relacionadas con el narcotráfico, desapariciones forzadas y trata de personas. Además, se trabajan proyectos con El Salvador y el norte de África, brindando asesoramiento para la implementación de estos métodos en sus contextos respectivos.
¿Cómo ha sido la aceptación a nivel mundial sobre la colaboración de Guatemala?
La aceptación internacional de la colaboración de Guatemala ha sido positiva, ya que compartir experiencias y conocimientos ha permitido agilizar y mejorar los procesos de identificación en otros países con situaciones similares.
Stephenson enfatiza la importancia de fortalecer la ciencia en Guatemala mediante la creación de programas de postgrado de alto nivel, marcos legales sólidos y una inversión adecuada en capital humano para evitar la fuga de talentos al extranjero.
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