Luis Zea, ingeniero aeroespacial, pionero en la exploración del espacio y líder inspirador de futuras generaciones, fue nombrado investigador principal del primer nanosatélite guatemalteco llevado al espacio conocido como Quetzal-1. Además, fue elegido para participar en la misión espacial no tripulada Artemis I por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
A sus 43 años, Zea ha sido nombrado joven investigador por la Sociedad Estadounidense de Investigación Gravitacional y Espacial, se ha destacado por fomentar una red académica en la que Guatemala envió equipo aeroespacial fabricado en la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), a la órbita lunar en la misión de Artemis I.
Hasta la fecha, Zea ha participado en 19 proyectos en los que se encuentran la Estación Espacial Internacional y la cápsula Orión, del programa Artemis de la NASA. Fue el líder investigador de cinco estudiantes y un catedrático del Departamento de Ingeniería Mecánica de UVG para el proyecto Genómica de la Radiación en el Espacio Profundo DSRG.
Pero para conocer nuevos proyectos y resultados de sus investigaciones, el doctor Luis Zea, da a conocer en una entrevista realizada en el segmento "Mentes Brillantes", de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt), lo que ha representado para Guatemala formar parte de estas exploraciones a nivel mundial.
“En Guatemala podemos desarrollar tecnología de alto nivel, si trabajamos y potenciamos las habilidades de la juventud”
-Luis Zea
¿Cuál ha sido el beneficio que trajo el proyecto de Artemis I?
En el caso de Artemis I, enviamos al espacio 12 mil mutaciones de levadura, lo que nos permitió conocer qué tanto es la correlación entre el tipo de radiación y la dosis que recibieron en su viaje alrededor de la Luna, qué células murieron, qué células sobrevivieron o si se reprodujeron y qué tanto la radiación UV puede mutar en las mismas.
El ADN de la levadura se asemeja en un 70% al de los humanos. El envío de muestras nos permitió investigar si existe algún tipo de cambio en el ambiente mezclado entre microgravedad y radiación cósmica, que genere una diferencia en cómo funciona la reparación del ADN, para aprender de ellos. Parte del resultado de esta misión es que se trabaja en el desarrollo de medicinas para eliminar el uso de la quimioterapia.
¿Más guatemaltecos fueron parte de Artemis I?
Sí, un grupo de estudiantes de la UVG se encargaron de diseñar la estrategia para manufacturar dos piezas para el Laboratorio Peristáltico para Ciencia Automatizada con Multigeneraciones (PLASM), es un hardware desarrollado en BioServe Space Technologies para el Departamento de Ciencias Biológicas y Físicas de la NASA.
¿Qué beneficios dejó a Guatemala Quetzal-1?
En el caso de Quetzal-1 implementamos el laboratorio aeroespacial de la UVG, en el cual se trabaja el proyecto Quetzal-2. Asimismo, los estudiantes tuvieron la oportunidad de involucrarse en proyectos espaciales reales.
Otro aspecto positivo, es que, junto al ingeniero Víctor Hugo Ayerdi, iniciamos nuestra experiencia en satélites, permitiendo que los estudiantes de licenciatura participaran por primera vez en la construcción de un satélite. Eran jovencitos de 21 años en adelante, quienes se sumaron al reto para desarrollar seis de los ocho componentes que comprende un satélite y lo mejor de todo es que funcionó.
Esto significó mucho para nosotros porque fuimos nominados como la misión del año por Instituto Americano de Aeronáutica y Astronáutica (AIAA).
¿Qué viene para Guatemala este 2024?
Este año es importante para nosotros, ya que estamos organizando el segundo Congreso Espacial Centroamericano, que se llevará a cabo del 10 al 12 de septiembre en la Universidad del Valle de Guatemala, y contará con la participación de científicos, estudiantes, ingenieros, administradores, funcionarios centroamericanos y agencias espaciales.
Esto traerá grandes beneficios, ya que conversaremos de robótica espacial, políticas espaciales, generaremos colaboraciones, proyectos estudiantiles; Guatemala sí puede hacer grandes cosas, prueba de ello es el proyecto de Quetzal-1.
¿Cómo inspiración qué les dice a las nuevas generaciones de científicos?
Sí se puede, pero deben tener un plan, van a recibir más “no” que “sí”, y eso va a pasar, ya que cuando uno está probando hacer algo muy difícil o algo que nadie ha hecho, siempre existirá el rechazo, pero lo importante es que aprendamos de esos “no” y cómo podemos mejorar para alcanzar el éxito.
Pero sobre todos los pronósticos que vengan, sepan que la perseverancia es la clave para obtener esos resultados y lograr las metas propuestas, quién no persevera, no triunfa.
Al finalizar la entrevista, Luis Zea señaló que vienen grandes cosas para Guatemala, ya que se encuentra trabajando en la construcción de su propia compañía relacionada a la investigación espacial, la cual busca convertirla en un semillero de futuros científicos nacionales e internacionales.
¿Sabías qué?
Luis Zea es Ingeniero Mecánico de la Universidad del Valle de Guatemala, magíster en Ingeniería Aeroespacial en University of Central Florida. Posee un doctorado Honoris Causa en Ciencias por la Universidad del Valle de Guatemala.
Ha recibido los premios Mentor Docente Sobresaliente por la Universidad de Colorado Boulder, el Thora Halstead como joven investigador por la Sociedad Estadounidense de Investigación Gravitacional y Espacial.
Además, ha participado en varios eventos de Converciencia promovidos por la Senacyt.
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