Sanatorio El Pilar llevó a cabo el pasado 4 de marzo, el primer procedimiento de hemorragia cerebral secundaria a la ruptura de una malformación arteriovenosa en un paciente pediátrico en Guatemala. El doctor Cristobal Salgado Paredes, único especialista en neocirugía endovascular de Guatemala, realizó junto con su equipo, una intervención exitosa y mínimamente invasiva en un paciente de 10 años. El menor evoluciona satisfactoriamente y, ya ha recibido alta médica a principios de esta semana.
Este procedimiento, mínimamente invasivo, se realiza por medio de catéteres y micro catéteres, navegando a través del sistema arterial llegando a la lesión, evitando una cirugía abierta.
Para poder comprender la importancia de este procedimiento, comenzaremos por explicar que es una malformación arteriovenosa cerebral (MAV).
La MAV Es una conexión anormal entre las arterias y las venas en el cerebro que por lo general se forma antes de nacer que ocurre debido a la presión y daño al tejido del vaso sanguíneo. Esto permite que la sangre se escape (hemorragia) hacia el cerebro o los tejidos circundantes y reduce la circulación al cerebro.
Las MAV son raras. Aunque la afección está presente al nacer, los síntomas pueden presentarse a cualquier edad. Ocurren con más frecuencia en personas de 15 a 20 años. También pueden suceder posteriormente en la vida.
En aproximadamente la mitad de los pacientes con MAV, los primeros síntomas son los de un accidente cerebrovascular causado por el sangrado dentro del cerebro.
El evento cerebrovascular isquémico o infarto cerebral (stroke) como comúnmente se le conoce, es la alteración brusca de la circulación de la sangre que llega al cerebro a consecuencia de un coágulo que obstruye el paso de sangre o una hemorragia originada por la ruptura de un vaso sanguíneo cerebral.
Los datos oficiales para Guatemala muestran que el infarto cerebral se encuentra dentro de las primeras 5 causas de mortalidad y morbilidad en el país, con una tasa de mortalidad de 80 personas por cada 100,000 habitantes, lo que significa que al año, aproximadamente 13,120 personas estarán en riesgo de fallecer por un infarto cerebral. La población más afectada son personas mayores a 65 años, con una tasa de morbilidad de 400 personas por 100,000 habitantes, por lo que se estima que anualmente 66,000 personas tienen o han tenido un infarto cerebral. Estadísticas nacionales oficiales para el año 2015 indicaron que la prevalencia de personas con infarto cerebral también es elevada en población adulta joven, entre 30 y 49 años.
Actualmente existen técnicas altamente eficaces, mínimamente invasivas, que pueden combinarse con la terapia convencional, y realizarse hasta 12 horas luego del inicio de los síntomas (aturdimiento repentino, parálisis del rostro, dificultad para hablar, visión borrosa, mareo, perdida de balance, agudo dolor de cabeza etc.) Estas técnicas se conocen como Neurocirugía Endovascular.
Dr. Salgado y Paz |
Este procedimiento, mínimamente invasivo, se realiza por medio de catéteres y micro catéteres, navegando a través del sistema arterial llegando a la lesión, evitando una cirugía abierta.
Para poder comprender la importancia de este procedimiento, comenzaremos por explicar que es una malformación arteriovenosa cerebral (MAV).
La MAV Es una conexión anormal entre las arterias y las venas en el cerebro que por lo general se forma antes de nacer que ocurre debido a la presión y daño al tejido del vaso sanguíneo. Esto permite que la sangre se escape (hemorragia) hacia el cerebro o los tejidos circundantes y reduce la circulación al cerebro.
Las MAV son raras. Aunque la afección está presente al nacer, los síntomas pueden presentarse a cualquier edad. Ocurren con más frecuencia en personas de 15 a 20 años. También pueden suceder posteriormente en la vida.
En aproximadamente la mitad de los pacientes con MAV, los primeros síntomas son los de un accidente cerebrovascular causado por el sangrado dentro del cerebro.
El evento cerebrovascular isquémico o infarto cerebral (stroke) como comúnmente se le conoce, es la alteración brusca de la circulación de la sangre que llega al cerebro a consecuencia de un coágulo que obstruye el paso de sangre o una hemorragia originada por la ruptura de un vaso sanguíneo cerebral.
Los datos oficiales para Guatemala muestran que el infarto cerebral se encuentra dentro de las primeras 5 causas de mortalidad y morbilidad en el país, con una tasa de mortalidad de 80 personas por cada 100,000 habitantes, lo que significa que al año, aproximadamente 13,120 personas estarán en riesgo de fallecer por un infarto cerebral. La población más afectada son personas mayores a 65 años, con una tasa de morbilidad de 400 personas por 100,000 habitantes, por lo que se estima que anualmente 66,000 personas tienen o han tenido un infarto cerebral. Estadísticas nacionales oficiales para el año 2015 indicaron que la prevalencia de personas con infarto cerebral también es elevada en población adulta joven, entre 30 y 49 años.
Actualmente existen técnicas altamente eficaces, mínimamente invasivas, que pueden combinarse con la terapia convencional, y realizarse hasta 12 horas luego del inicio de los síntomas (aturdimiento repentino, parálisis del rostro, dificultad para hablar, visión borrosa, mareo, perdida de balance, agudo dolor de cabeza etc.) Estas técnicas se conocen como Neurocirugía Endovascular.