Unirse por una causa común como hacer un llamado a la acción sobre los problemas relacionados al sueño, se celebra este 17 de marzo, Día Mundial del Sueño, en su 10º aniversario con el lema: “dormir profundamente, nutre la vida”. Este es un evento organizado por la Sociedad Mundial del Sueño (WSA por sus siglas en inglés) que busca unir a los profesionales de la medicina y pacientes para esta importante causa en común en todo el mundo, con el fin de sensibilizar a la población sobre el impacto que tiene el descanso en la salud, la educación y la sociedad.
El esfuerzo colaborativo de profesionales especializados en este tema es dar a conocer y concientizar sobre la magnitud de los problemas del sueño. “Es un espacio para mostrar públicamente los esfuerzos que se realizan para prevenir y manejar los trastornos del sueño”, indica el comunicado oficial del WSA.
Se enfatiza que es posible mejorar la calidad de vida de las personas que padecen algún trastorno del sueño; siempre y cuando, el reconocimiento de la importancia de este para la salud y bienestar general sea prioritario. “La mayoría de los trastornos del sueño son prevenibles o tratables, pero menos de un tercio de los pacientes buscan ayuda profesional”, refieren los expertos.
“Vivimos en una edad de oro en la ciencia del sueño donde sale a luz la manera en que el descanso y los sueños desempeñan un papel vital en nuestra toma de decisiones, inteligencia emocional, función cognitiva, productividad y creatividad. En última instancia, la ciencia ha demostrado que el sueño es el potenciador del rendimiento final. Debemos comenzar con el sueño, la puerta a través de la cual se debe viajar hacia una vida de bienestar”, sostiene la escritora Arianna Huffington, del Huffington Post y autora de La revolución del sueño, transformando su vida, una noche a la vez.
Un número creciente de estudios demuestran la relación entre la duración del sueño corto, los trastornos del sueño y la desincronización circadiana del sueño con rasgos metabólicos adversos, en particular, la obesidad y la diabetes tipo 2. Los cambios en la actividad de los sistemas neuroendocrinos, incluido el sistema de estrés, parecen ser los mediadores principales de los efectos metabólicos perjudiciales de un sueño insuficiente, favoreciendo resultados como el aumento del apetito y una mayor sensibilidad a los estímulos alimentarios. Además, la adopción de opciones alimentarias poco saludables redujo aún más la motivación para la actividad física, refiere la WSA.
El esfuerzo colaborativo de profesionales especializados en este tema es dar a conocer y concientizar sobre la magnitud de los problemas del sueño. “Es un espacio para mostrar públicamente los esfuerzos que se realizan para prevenir y manejar los trastornos del sueño”, indica el comunicado oficial del WSA.
Se enfatiza que es posible mejorar la calidad de vida de las personas que padecen algún trastorno del sueño; siempre y cuando, el reconocimiento de la importancia de este para la salud y bienestar general sea prioritario. “La mayoría de los trastornos del sueño son prevenibles o tratables, pero menos de un tercio de los pacientes buscan ayuda profesional”, refieren los expertos.
“Vivimos en una edad de oro en la ciencia del sueño donde sale a luz la manera en que el descanso y los sueños desempeñan un papel vital en nuestra toma de decisiones, inteligencia emocional, función cognitiva, productividad y creatividad. En última instancia, la ciencia ha demostrado que el sueño es el potenciador del rendimiento final. Debemos comenzar con el sueño, la puerta a través de la cual se debe viajar hacia una vida de bienestar”, sostiene la escritora Arianna Huffington, del Huffington Post y autora de La revolución del sueño, transformando su vida, una noche a la vez.
Enfermedades que afectan al sueño
El sueño tiene un impacto en la salud en la prevalencia de enfermedades naturales. La investigación actual sugiere que el ictus (accidente cerebrovascular) es más frecuente en las personas que viven con apnea obstructiva del sueño (AOS). La insuficiencia cardíaca es también 12-16% más prevalente en pacientes con AOS. Con estadísticas como esta, el Día Mundial del Sueño tiene como objetivo informar al mundo sobre la importancia de tratar, incluso, los trastornos del sueño leve. Las personas que luchan por dormir toda la noche sin interrupciones experimentan tasas más altas de presión arterial alta, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas.Sueño impactando trastornos psicológicos
Estudios han mostrado que las personas con insomnio sufren mayores síntomas de ansiedad y depresión que las personas sin insomnio. Al registrar el flujo de aire nasal, el esfuerzo respiratorio, la frecuencia cardiaca, la saturación de oxígeno y la posición del cuerpo durante el sueño, se reveló que los individuos con trastorno depresivo mayor (MDD) experimentaron un sueño de menor calidad, que aquellos sin historia de depresión. Se efectúan investigaciones para comprender mejor el vínculo entre la calidad del sueño y la salud mental, indica la WSA.Pérdida de sueño, energía y apetito
El sueño sano es una función atesorada y uno de los pilares básicos de la salud. Cuando el sueño falla, la salud disminuye y declina la calidad de vida. El sueño y el balance energético son esenciales para la salud. Durante el sueño, la energía se conserva debido a la actividad suspendida, el movimiento y las respuestas sensoriales, y se redirige para restaurar y reponer las proteínas y sus ensamblajes en las estructuras celulares.Un número creciente de estudios demuestran la relación entre la duración del sueño corto, los trastornos del sueño y la desincronización circadiana del sueño con rasgos metabólicos adversos, en particular, la obesidad y la diabetes tipo 2. Los cambios en la actividad de los sistemas neuroendocrinos, incluido el sistema de estrés, parecen ser los mediadores principales de los efectos metabólicos perjudiciales de un sueño insuficiente, favoreciendo resultados como el aumento del apetito y una mayor sensibilidad a los estímulos alimentarios. Además, la adopción de opciones alimentarias poco saludables redujo aún más la motivación para la actividad física, refiere la WSA.